Con idea y dirección de Sebastián Borensztein y producción de su hermano Alejandro, marcó una manera de hacer televisión, se exportó a todas partes del mundo y sigue vigente en la actualidad. La palabra de su creador y algunos secretos de su éxito
Fondo blanco, cronómetro en el aire, las hormigas negras copan de a poco la pantalla y una música va increscendo al ritmo del funk. Además de todo tipo de teorĂas y conspiraciones, el año 2000 trajo un producto novedoso para la televisión argentina. En la larga tradición de los unitarios âAlta comedia o Atreverse por citar unos casos, algo en desuso en aquellos tiempos-, Sebastián Borensztein craneó Tiempo final, una ficción de suspenso en tiempo real llamada a dejar huella.
A contramano de una pantalla que se preparaba para latir al ritmo del reality show, Tiempo Final apostaba a la ficción con unas cuantas cartas de las grandes. Dos hermanos jóvenes e inquietos, nuevos en el rubro pero conocedores desde siempre de los secretos de la televisión, un elenco rotativo con los mejores actores y actrices del momento y el desafĂo de contar una historia en tiempos a los que la televisión no estaba acostumbrada.
Sebastián y Alejandro Borensztein hicieron sus primeras armas en el medio en los programas de su padre, el legendario Tato Bores. Durante un tiempo, sus caminos profesionales estuvieron separados âSebastián trabajó en publicidad, Alejandro en su estudio de arquitectura-, hasta que coincidieron en 1999 en La Argentina de Tato, un falso documental en homenaje a la enorme obra de Bores. A mediados de 2000, Sebastián ya habĂa dirigido para televisión las miniseries El garante, que le habĂa valido un MartĂn Fierro, y La condena de Gabriel Doyle. Fundó con su hermano la productora BBTV y terminó de darle forma a Tiempo final. Un programa con un origen muy particular.
Al otro lado del teléfono, Sebastián Borensztein responde con alegrĂa y emoción la consulta de Teleshow. El recuerdo del programa lo tiene presente. Sabe que quedó en la memoria de los argentinos porque se lo recuerdan con frecuencia. Y esboza una teorĂa. âCreo que, además de ser un formato muy original, le devolvió la vida a los unitarios, que estaban un poco olvidados, y en un formato muy originalâ, argumenta el director de Un cuento chino y La odisea de los giles.
CapĂtulo 1 de "Tiempo Final"
El origen del producto Tiempo final tiene que ver con una revancha y empieza a gestarse cuando Canal 9 levanta, de un dĂa para otro, La condena de Gabriel Doyle. âNo me dieron la posibilidad de hacer un cierreâ, recuerda Sebastián, y agrega. âArgumentaban que era un programa muy caro, lo cual era cierto, pero ellos lo habĂan compradoâ. Las autoridades del canal, por entonces en manos de un grupo australiano, le ofrecieron una salida. âPensate un formato barato y traeloâ, le sugirieron. âPensé un formato barato y se lo llevé a la competenciaâ, contraatacó Sebastián.
La competencia era Telefe y lo de barato cuesta entenderlo, a juzgar por la calidad del producto y del elenco. âSi bien contábamos con actores de primerĂsimo nivel, se trabajaba por única vez y se rodaba en dos o tres dĂas. No incluĂa exteriores ni entradas y salidas, era mucho más acotadoâ, explica Borensztein.
El primer capĂtulo, âAniversarioâ, se emitió el jueves 3 de agosto de 2000 y lo escribió el propio Sebastián. Con los protagónicos de Inés Estevez, Lidia Catalano y Roberto Carnaghi, giraba sobre la historia de una infidelidad y dos asesinatos. La historia transcurriendo en tiempo real, con un suspenso llevado al lĂmite y dosis justas de sátira y humor, marcaban el rumbo de un estilo inédito para la televisión argentina
Si por algo se recuerda a Tiempo final es por la calidad, cantidad y diversidad de actores que formaron parte de los unitarios. En la primera temporada participaron Norma Aleandro, Ricardo DarĂn, Catherine Fulop, Norman Briski, Leticia Bredice, Guillermo Francella, Luisa Kuliok, Facundo Arana y la lista sigue. Eran de los más reconocidos de la escena, cada uno con su estilo y su trayectoria particular. Algo que el programa se iba a encargar de poner en jaque. âUna de las ideas que tuvimos fue la de cambiar los roles de los actoresâ, cuenta Borensztein. AsĂ, Gabriel Corrado podĂa verse como un policĂa corrupto, Antonio Gasalla como un tĂpico oficinista; e incluso incorporaron protagonistas de otras ramas del arte, como el bailarĂn Julio Bocca o el músico Alejandro Lerner.
"Tiempo final": CapĂtulo Los taxi boys, con Julio Bocca
Más allá de los elencos, los guiones, y la dirección, la gracia de Tiempo final era precisamente el tiempo, y la particular utilización del mismo. El suspenso llevado al lĂmite y la sensación de que todo estaba por pasar en cualquier momento, pero con la premisa básica de no incurrir en elipsis temporales. Dentro de ese marco todo era válido, y guionistas y directores empezaron a jugar dentro de ese reglamento. Durante la segunda temporada aparecieron los elementos fantásticos, mientras que la tercera le dio paso a las historias de época.
"Tiempo final": CapĂtulo Broma pesada, con Antonio Gasalla
Tiempo final no sólo fue un éxito de rating. El formato se vendió a los mercados más importantes del mundo y la cadena Fox produjo un programa especial para América Latina con guiones propios. Borensztein junto a Diego Suárez ganó el MartĂn Fierro como director, mientras que también fueron premiados los actores Inés Estévez, Norman Briski y Selva Alemán.
Entre su primer capĂtulo hasta el último, emitido el 14 de octubre de 2002, la televisión argentina fue invadida por los realities. Con Expedición Robinson como adelantado y Gran Hermano como buque insignia, en un par de años se expandieron por todos los canales, con diferentes temáticas y formatos. En ese panorama, la ficción quedó relegada y programas como Tiempo Final se volvieron casi en un espacio de resistencia. âEra la época del âaguante la ficciónâ, del âsomos actores, queremos actuarââ, recuerda Borensztein. âHabĂa pocas ficciones y los actores empezaron a reclamar tener un espacio de actuación y no de adorno. Creo que en ese sentido Tiempo Final se convirtió en una buena banderaâ, sentencia.
"Tiempo final" con Gabriel Corrado
Después de 69 capĂtulos, el programa llegó a su final. âEn conjunto con mi hermano Alejandro y la productora BBTV decidimos que era el momento de darlo de baja y creo que fue oportunoâ, analiza el director: âNo está bueno que las cosas se desgasten, ni exprimir un éxito hasta la última gota, ni es lindo que se apague solo. Me gusta que quede un recuerdo exitoso y con brilloâ, completa Borensztein. Y asĂ fue.
Al dĂa de hoy, a casi veinte años de su estreno, Tiempo Final permanece latente en el público. Más allá de su éxito a nivel global, se lo recuerdan con frecuencia al director y se replican los comentarios en las visualizaciones de YouTube. Es un producto que sigue vigente, demostrando su capacidad de adaptación a los nuevos formatos de ficción y a los avances tecnológicos que amenazan con llevarse todo puesto. La tentación está, y la pregunta surge, obvia. ÂżPuede haber nuevos episodios de Tiempo final? Sebastián piensa unos segundos y responde. âMe estimula pensar cosas nuevas, y creo que 69 capĂtulos fueron una buena dosis. No descarto hacer una versión con nuevas temáticas y fantasear como guionista adaptando a los tiempos que corren, pero no es algo que tenga en la mente en este momentoâ.
La puerta queda entreabierta. Mientras tanto, revisar los diferentes episodios en Internet puede ser un lindo pasatiempo, más aún en tiempos de cuarentena. Ver a esos grandes actores de referencia interpretando otros papeles. O recordar con una sonrisa, y algún que otro susto, a aquellos que ya no están. O ver qué jóvenes eran los que ya alcanzaron la era de la madurez. Siempre con el tiempo de nuestro lado. Cronómetro en mano entonces, y a dejar volar la imaginación.
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