PertenecÃan a una reconocida agencia de ese distrito bonaerense.
El concecesionaro oficial Sevel Ganza era una de los más exitoso en ventas durante la década del ’90. Pero de un dÃa para el otro sus puertas se cerraron para siempre y nunca se supo nada más. Hasta ahora.
Según cuenta la leyenda, padre e hijo eran dueños de la agencia ubicada en Avellaneda y murieron con muy poca diferencia. En el sitio Argentina Autoblog “se habla de un asalto violento y de un triste, angustioso finalâ€.
Cuando el consecionario cerró para siempre, un stock de autos que estaban guardados en un galpón de Caseros quedaron detenidos en el tiempo. Pasaron tres décadas desde entonces.
Los vehÃculos son todos 0km y de allà iban a ir a la agencia para poder comercializarse. Sin embargo, eso nunca ocurrió.
Al nuevo dueño del galpón no le interesó lo que tenÃa ahà adentro, ya que su negocio es otro. Por eso se contacó con la empresa Kaskote Calcos, especialista en pintura de vehÃculos y también encargada de vender autos.
“El heredero de semejante tesoro no tenÃa interés en los autos. Sólo reclamó sus propiedades. Al abrir este galpón y ver todos los autos allà dentro dijo: ‘Saquen toda esta mugre de acá, que quiero vender mi galpón. Acá les dejamos algunas fotos de ‘La Mugre’â€, explicaron desde Kaskote.
Fueron ellos quienes le sacaron la tierra acumulada, los lavaron e iniciaron el proceso de restaruación. En las fotos se ven modelos Fiat Uno, Duna, Tipo y Tempra. También hay Peugeot 405 y Alfa Romeo 33. Ninguno de ellos consiguió circular por las calles de Argentina porque quedaron encerrados durante años en este galpón.
“Tuvimos la suerte de que nos contactaran ofreciéndonos el lote de vehÃculos 0km que le quedaban, lo cual nos interesó y generó mucha intrigaâ€, contaron desde Kaskote Calcos.
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