El actor se filmó desnudo relatando una anécdota bien "quenchi" con un masoterapeuta muy esmerado.
"Tres mil pesos me cobró, pero no sabés cómo la gocé". Asà termina, asà concluye, asà acaba el video en el que Diego Ramos se filmó completamente desnudo, que se viralizó en las redes sociales y que ya es uno de los principales "TT" de Twitter.
Ramos empieza contando que contrató a un masajista y que éste le dio a elegir dos opciones: el masaje "común" y el "sensitivo". Luego bromea, "espiritual como soy, elegà el sensitivo". A partir de ahÃ,el relato ingresa en una escala hot de porno gay, e incluso Ramos, que narra su experiencia desde un dormitorio, parece hacer todo lo posible para lograr que el espectador se caliente.
"Me saqué la ropa, él también se sacó la ropa. Me tiré boca abajo y empezó a ponerme aceites, cremas y a masajearme la espalda", cuenta Ramos, definitivamente lejos de aquel angelical coprotagonista de Violetta que hechizó a los ejecutivos de la Disney.
"Me tocaba demasiado los glúteos", reconoce, y luego dice
"y cuando tocaba mi muslo, con el dorso de la mano rozaba mi pene. Y casi silabea: "Con-el-dor-so-de-la-ma-no-ro-za-ba-mi-pe-ne-"
Entonces toma velocidad de nuevo.
"Hasta que se me paró bien el pito. Cuando se me paró bien el pito, se la metà en la boca". Tranqui, el relato, que allÃ, en la boca del masajista, continúa. "Le bajé bien la cabeza y empezó a chupármela", cuenta Diego, con la misma naturalidad que si estuviera hablando de la fugazzeta que se comió en Banchero. Y asà continúa el relato, hasta el final feliz que los dos protagonistas esperaban. Luego viene el pago de los 3 mil pesos, una anécdota sin importancia para tanfa alegrÃa del narrador. En fin, podés ver el video si no nos creés, aunque seguro que ya lo viste.
Los lectores y lectoras se preguntarán cuál es la razón de tanta desinhibición. Bien: aparentemente es una maniobra promocional urdida por el muy astuto José MarÃa Muscari para promocionar algo asà como una versión virtual de la obra Sex, que por razones obvias no puede ser representada en estos dÃas en su espacio habitual de la calle Gorriti. Si querÃa prensa, la logró, y si querÃa internautas calientes, también. Cabe preguntarse si la anécdota es real o parte del guión, o las dos cosas, aunque posiblemente a quienes vean el video les interese bastante poco.Â