Un experimento cientÃfico de la Universidad de FÃsica y AstronomÃa de Glasgow confirmarÃa una teorÃa que existe hace 50 años y que ubica en el centro de la escena una civilización extraterrestre.
Un experimento cientÃfico de la Universidad de FÃsica y AstronomÃa de Glasgow, Escocia, confirma una teorÃa de hace 50 años, en la que se revelaba cómo una civilización alienÃgena podrÃa captar energÃa valiéndose de un agujero negro. ¿Muy loco? O Quizá la clave para comprender cómo harÃan esas enigmáticas naves extraterrestres de diferentes formas que visitan cada tanto la Tierra, viniendo desde remotos lugares, desconocidos para los humanos. La investigación salió a la luz tras el informe publicado en "Nature Physics", y que expone Marion Cromb, estudiante de doctorado en dicha casa de estudios, en el que indica que se pudo comprobar dos teorÃas de larga data.
La primera se remonta a 1969 cuando el fÃsico inglés Roger Penrose sugirió que la energÃa podrÃa generarse al bajar un objeto a la ergósfera del agujero negro (la capa externa del horizonte de eventos de ese espacio) donde un objeto deberÃa moverse más rápido que la velocidad de la luz para permanecer inmóvil. Según indica el medio meganoticias.cl Penrose predijo que "el objeto adquirirÃa una energÃa negativa en esta área inusual del espacio. Para esto debe ser necesario que, al soltar el cuerpo, se divida en dos partes para que una mitad caiga en el agujero negro mientras la otra se recupera". Asà se producirÃa una acción de retroceso que medirÃa la pérdida de energÃa negativa, mientras que la mitad recuperada ganarÃa energÃa extraÃda de la rotación del propio agujero negro. Por entonces, Penrose sugirió que solo una civilización muy avanzada, "quizá de origen alienÃgena", serÃa capaz de realizar una escala de semejante ingenierÃa.
Otro fÃsico, el bielorruso Yakov BorÃsovich Zeldpóvich, aprobó como potencialmente probable esa teorÃa, "con un experimento más práctico y terrestre", al decir que las ondas de luz "retorcidas", que golpearan la superficie de un cilindro de metal "en rotación" y que terminen siendo reflejadas con energÃa adicional extraÃda de la rotación del cilindro, bien podrÃan generarlo. Pero su prueba en 1971 nunca se pudo comprobar, ya que era necesario que el cilindro de metal rotara al menos mil millones de veces por segundo, otro desafÃo insuperable para los lÃmites de entonces.
Ahora, mediante experimentos los investigadores de Glasgow hallaron cómo probar el efecto que anticipaban en teorÃa Penrose y Zeldóvich. "Al retorcer el sonido en lugar de la luz, una fuente de frecuencia mucho más baja y por eso mucho más práctica para demostrar en el laboratorio", la prueba sà es posible. AsÃ, Cromb y el resto del equipo, apoyados en la teorÃa de Zeldóvich, presentaron el estudio, "Amplificación de ondas de un cuerpo giratorio". Allà se describe cómo construyeron un sistema que utiliza un pequeño anillo de altavoces para crear un giro en las ondas de sonido análogo al giro en las ondas de luz. Potencialmente, una de las formas en que las naves alienÃgenas se cargarÃan de energÃa para realizar sus travesÃas interestelares.
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