Un crimen que marcó un antes y un después en la historia institucional y que estuvo motivado en los efectos del tratado Roca-Runciman.Â
El senador por Santa Fe Enzo Bordabehere era asesinado hace 85 años (el 23 de julio de 1935) en pleno recinto de la Cámara alta al interponerse en la trayectoria de una bala disparada contra su amigo y compañero de bancada Lisandro de la Torre, quien denunciaba en el Parlamento las implicaciones de funcionarios del Gobierno en negociados relacionados con la exportación de carnes a Gran Bretaña.
Ramón Valdez Cora, un expolicÃa exonerado por varios delitos, con fama de torturador, afiliado al Partido Demócrata (conservador), fue el autor del crimen suscitado en medio de las escandalosas revelaciones que De la Torre hacÃa en el Senado sobre un intercambio comercial ruinoso para los intereses del paÃs y que otorgaba jugosos dividendos al capital británico.
El pacto firmado en mayo de 1933 entre el vicepresidente argentino Julio Argentino Roca (hijo) y el encargado de Negocios de la corona, Walter Runciman, estableció que Argentina le venderÃa carne al Reino Unido a un precio internacional más bajo que el ofertado por sus proveedores coloniales.
A cambio, el Gobierno de AgustÃn P. Justo se comprometÃa a liberar de impuestos a los productos británicos y a no permitir la apertura de frigorÃficos de capitales nacionales.‘En esas condiciones no podrÃa decirse que Argentina se haya convertido en un dominio británico, porque Inglaterra no se toma la libertad de imponer a los dominios británicos semejantes humillaciones. Los dominios británicos tienen cada uno su cuota de importación de carnes y la administran ellos‘, denunciaba De la Torre, que desde el principio se opuso desde su banca del Partido Demócrata Progresista (PDP) a ese tratado.
Bajo presión

Lisandro de la Torre fue el denunciante de los efectos del tratado. Foto: Archivo El Litoral
En 1934 el senador santafesino logró que se creara una comisión investigadora en el Congreso, a pesar de las trabas que le obturaron desde el Ejecutivo y las empresas frigorÃficas que se negaban a suministrar información.
De la Torre acusaba a esas empresas de evasión impositiva, sobre todo al frigorÃfico Anglo, cuyo titular en Argentina, Richard Tootell, se negaba a suministrar los libros contables a la comisión.
El veterano dirigente presionó y logró que Tootell fuera arrestado y se comprometiera a pedir a la casa matriz de Londres los libros contables, pero eso nunca sucedió.
Obreros de la Anglo le acercaron a De la Torre el dato de que la contabilidad clandestina que llevaba la empresa en Argentina se hallaba en un buque anclado en el puerto de Buenos Aires, y con la ayuda de la Prefectura los funcionarios de la comisión lograron ingresar a la bodega del barco, donde hallaron los registros guardados en cajas de carne enfriada.
En esas cajas, certificadas por el Ministerio de Agricultura, habÃa pruebas de las maniobras de evasión y estaban registrados los sobornos que recibÃan los funcionarios del gobierno de Justo como si se trataran de simples gastos empresariales.
En un detallado informe presentado al Senado a fines de mayo de 1935, De la Torre consignaba que la mayorÃa de las empresas de capitales británicos y estadounidenses no habÃan pagado las retenciones y las cargas impositivas en tiempo y forma. El senador acusaba a la Anglo de evasión y de complicidad a los ministros de Hacienda, Federico Pinedo (abuelo del dirigente del PRO que lleva su mismo nombre), y de Agricultura, Luis Duhau, con esta y otras empresas.
Los dos ministros debieron presentarse en el Senado para ser interpelados, y De la Torre, con documentación, fechas y montos, expuso la trama monopólica montada por un grupo de empresas extranjeras que manejaban el comercio exterior de las carnes con la anuencia del Gobierno de Justo.
La amenaza
En la sesión del 21 de julio de 1935, De la Torre acusó a Duhau de
“mentiroso†y de favorecer a sus familiares ganaderos, que lograban que su hacienda tuvieran lugares privilegiados en la selección de destinos que hacÃan los frigorÃficos.
“Ya pagará todo esto el señor senador. Punto por punto. Lo pagará bien caroâ€, le espetó el ofendido funcionario a De la Torre, que dos dÃas después volvió a la carga en el recinto con otra andanada de datos sobre las maniobras.
En medio de esa sesión, De la Torre recibió un insulto, se acercó a las bancas donde se encontraban los ministros; Duhau empujó al legislador y al hacerlo tropezó y cayó al piso.
Valdez Cora desenfundó su revólver y apuntó contra De la Torre; Bordabehere se puso por delante de su amigo para protegerlo y recibió un disparo que le ocasionarÃa la muerte. El agresor escapó por la sala de taquÃgrafos y en uno de los despachos del Congreso fue detenido e identificado como expolicÃa y colaborador estrecho del ministro Duhau, pero esa vinculación no le permitió eludir una condena que le costarÃa la cárcel, de la cual saldrÃa en 1953.
Dolido por la muerte de su amigo, De la Torre se negó a continuar con el debate y dio cerrada la discusión, no sin antes dejar en claro que se habÃa llevado al recinto a
“un hombre de los bajos fondos para que influyera en el resultado de la discusiónâ€.
La investigación no avanzó y pocos meses después el presidente Justo intervino Santa Fe, gobernada por el demócrata progresista Luciano Molinas, y esa situación contribuyó a minar el ánimo de De la Torre, quien decidió renunciar a su banca y refugiarse en su casa porteña de la calle Esmeralda.
A poco de cumplir los 70 años, y cuando su tristeza era ostensible, comenzó a despedirse de sus amigos, y el 5 de enero de 1939, De la Torre se quitó la vida al dispararse en el corazón.