Un escalofriante relato popular entrelaza historias de espectros que habitan en el majestuoso Torreón del Monje, inaugurado en 1904.
Muchos no saben que, a pesar de haber sido bautizada como "La Feliz", una serie de extraños hechos paranormales se registraron con los años en la popular y siempre visitada Mar del Plata, aquel pueblo fundado recién en 1874 por Patricio Peralta Ramos, y que desde sus inicios parecÃa estar destinado sólo a la alta sociedad.
El poder de su encanto la transformó en un punto turÃstico nacional, y hasta mundial, haciendo que cientos y miles de visitantes lleguen año tras año, durante las temporadas de verano e invierno. Es asà como los rumores poco a poco fueron corriendo y la población estable, en particular, conoce la impactante historia o leyenda sobre fantasmas que en la zona de un lugar mágico e imponente como es el famoso Torreón del Monje, de aires góticos, construido a principios del siglo XX en honor a un fraile del siglo XVI que dirigió el primer asentamiento religioso de la zona.
Pero hay una historia detrás: para dotar al incipiente balneario de un sÃmbolo que sobresaliera entre los chalets de veraneo para las familias porteñas y de las distintas ciudades que visitaban a Ernesto Tornquist, un verdadero hacedor de muchas obras arquitectónicas en el balneario, además de mandarlo a construir hizo difundir un texto, atribuido al cronista Padre Antonio Santillán y supuestamente escrito en 1695, aunque en realidad estaba inspirado en una obra del escritor chileno Alberto del Solar, que se dijo que habÃa sido hallado en un cofre dentro de una recámara en la piedra, por uno de los obreros de la empresa constructora italiana que picaban la roca para crear la base lisa donde se construirÃa el torreón. Con los años, aquella leyenda devino estigma, ya que se dice que escalofriantes fantasmas habitan el emblemático edificio. Y aquella historia tomó vuelo propio, aunque con mucho de leyenda.

Cuenta la leyenda...
Existe una leyenda que habla de una historia de amor y rechazo, la del cacique Rucamará, quien en lo alto de la torre tenÃa prisionera a Mariña, una joven indÃgena que lo habÃa rechazado debido a que estaba enamorada de RodrÃguez, un militar español, por lo que además abrazó al cristianismo. En medio de conflictos, el militar le ordenó a Rucamará liberar a la joven a cambio de perdonarle la vida, pero el cacique, enfurecido, se abrazó a Mariña y saltó del acantilado. Debido a esta situación estremecedora, según quienes relatan la leyenda, el capitán español dejó las armas y se convirtió en monje y ello derivó en el último bautismo popular del lugar: "El Torreón del Monje", como se lo conoce hoy.
Allá lejos
El edificio se emplazó en 1904, por iniciativa del empresario y estanciero Ernesto Tornquist y que encaró el empresario italiano José Fontanta para construir frente al mar un suntuoso castillo. Para esta tarea contrató al reconocido arquitecto Carlos Nordmann, quien ideó la torre neomedieval, que se destaca por sobre todo el resto. Se sabe que la edificación se realizó en honor al fraile Ernesto Tornero y por eso mismo su nombre, debido a que este, en el siglo XVI, dirigió el primer asentamiento religioso de la recién explorada región del RÃo de la Plata. Sin embargo, no pasa desapercibido que es entonces cuando la historia comenzó a forjar su carácter espectral, todo a partir del poeta chileno Alberto del Solar, quien habrÃa escrito una historia que se convirtió en leyenda, bajo la cual nació el nombre de Torreón del Monje y que imaginó a raÃz de esa arquitectura la existencia de una fortaleza medieval y un templo jesuÃtico con tres fantasmas en su interior: un indio, un monje y una mujer vestida de blanco.

La leyenda
Aquel asentamiento estaba a cargo del capitán español Alvar RodrÃguez, quien dirigÃa un batallón militar, y los problemas comenzaron cuando el uniformado se enamoró de la indÃgena Mariña. A partir de ese momento la historia se tornó completamente oscura. Sucedió que Mariña, pretendida por Rucamará el cacique de la tribu, se negaba a estar con este y decidió que su futuro serÃa al lado de RodrÃguez, e incluso comenzó a profesar el cristianismo. Lejos de aceptarlo, el cacique sintió el rechazo y lleno de ira ordenó atacar el asentamiento militar para secuestrar a la joven.
Como los españoles no pudieron escapar, Rucamará les concedió seguir con vida a cambio de que le entregaran a Mariña. El único hombre que se negó fue RodrÃguez, quien nada pudo hacer para evitar la situación. Fue asà como la joven indÃgena debió regresar con su tribu. A los pocos dÃas, fue presentada como una esposa más del cacique y se convirtió en la favorita. Sin embargo, cuando Rucamará creÃa tener todo controlado, otra de sus esposas, Nalcú, lo traicionó por celos contra Mariña y le indicó a los españoles cómo recuperar el fuerte. Una vez más, el inesperado accionar violento tuvo éxito y fue asà como los militares españoles tomaron el lugar. Muchos indÃgenas murieron, mientras que algunos sà lograron escapar.
Sin embargo, el cacique y Mariña permanecieron en el mismo lugar. Él estaba con la mujer que querÃa, aunque ella lo rechazaba y anhelaba volver con RodrÃguez. AsÃ, Rucamará decidió agarrar por la fuerza a la joven y subir hasta lo más alto de la torre, sobre el lado de los acantilados. Fue entonces cuando el capitán del ejército de España le ordenó al cacique liberar a Mariña a cambio de perdonarle la vida, pero, sin mediar palabra, Rucamará tomó a la chica y saltó al vacÃo. A partir de esto, RodrÃguez, presa de una profunda depresión, dejó el ejército y abrazó la religión, encerrándose en el mismÃsimo torreón.
Desde entonces, leyenda o no, muchos marplatenses afirman que esos espÃritus fantasmales se pasean por el lugar.