Se cumplen 20 años del último show de Los Redondos: ecos que resuenan y prometen no extinguirse

El 4 de agosto de 2001 fue la última vez que se subieron al escenario n el estadio mundialista cordobés Mario Alberto Kempes, conocido por entonces como el Chateau.

Con un rock de alto vuelo y una inigualable poética, Los Redondos fueron un espacio de catarsis en años oscuros, amplificador de la voz de una bohemia crĂ­tica en los 80´y de los jóvenes expulsados por el neoliberalismo en los 90´.

Hace 20 años, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota -la irrepetible experiencia musical que habĂ­a sobrevolado la escena del rock argentino desde hacĂ­a más de dos décadas- subĂ­an al escenario por última vez y abrĂ­an paso a uno de los más grandes mitos de la escena musical local.

Aunque la confirmación oficial de la separación iba a llegar unos meses después, el cierre de la historia palpable del grupo se ubica en aquella noche del 4 de agosto de 2001, en el estadio mundialista cordobés Mario Alberto Kempes, conocido por entonces como el Chateau.

El guitarrista Skay Beilinson, el cantante Carlos "El Indio" Solari y la mánager "todoterreno" Carmen "La Negra Poli" Castro habĂ­an lograron dejar una huella indeleble con los alocados shows de fines de la dictadura y principio de la democracia, el recorrido por el under porteño de los 80´ y la masividad de estadios en los 90´.

La fuerza del arte y de los seguidores que defendieron las banderas del grupo pusieron las cosas en su lugar. Hoy en dĂ­a, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota es sinónimo de una de las mejores y más originales bandas que dio la historia del rock argentino.

Algunos músicos que fueron parte del grupo o participaron en algún momento como invitados contaron su experiencia al lado de esta mĂ­tica alineación a Telam.

Tito Fargo (músico): "Mi experiencia con Los Redondos tiene que ver básicamente con mis inicios de manera profesional y, fundamentalmente, lo que destaco es el mecanismo de ser un músico independiente, algo que hasta el dĂ­a de hoy conservo porque me interesa esa fórmula, mucho más en estos tiempos. Me parece que está bueno seguir defendiendo una postura artĂ­stica desde ese lugar porque te da una libertad de pensamiento y de concepto de trabajo que desde ningún otro lugar se puede lograr. Yo creo que ese es el aporte mayor, más allá de lo musical, de haber arreglado y ayudado a componer, y haber ejecutado y grabado esas canciones, en los discos "Gulp" y "Oktubre" donde participé. La estética de la independencia me ha dejado el mayor estĂ­mulo para que siga haciendo cosas".

Claudio Quartero (músico, estrecho colaborador del grupo): "Más allá de lo que haya dejado en cada uno a mĂ­ me dejó muy claro el concepto de no quedarse en ese punto, sino por el contrario reinventarse constantemente, la búsqueda de nuevos desafĂ­os y de ser mejor. Por eso es constante ese objetivo. En aquellos tiempos era superarse dĂ­a a dĂ­a en la propuesta. Una vez que se consiguió llamar la atención, no hay que quedarse en la cómoda de recrear la fórmula, que para mĂ­ no fue óptima porque creo que apenas llegó a los primeros destellos de claridad y, como dije, no fue para todos. Para mĂ­ fue iniciativa, el empuje a seguir en la búsqueda. AsĂ­ que no es mi interés quedar en la historia como quien hizo aquello, sino como quien busca a diario mejorar".

Gonzo Palacios (músico): "Cuando Skay me invitó a formar parte unos años antes de que se grabara "Gulp", fue como tocar el cielo con las manos: yo era muy chico y ellos eran, de lejos, mi grupo preferido. Hablar de ideologĂ­a cuando se habla de un grupo de rock me resulta desmedido, incluso hasta engañoso, pero habĂ­a en Los Redondos algo que definitivamente no encontrabas en otras bandas, con algunas honrosas excepciones dentro del underground de entonces. Hay experiencias que son intransferibles, uno puede intentar hacer un relato lo más fidedigno posible pero difĂ­cilmente se acerque a lo que es haberlas vivido. Haber sido testigo en primera fila de la evolución de Los Redondos desde su última etapa underground hasta su paso a la masividad, poder dejar algunas notas en dos de sus discos y haber participado en tantos conciertos fue un verdadero privilegio. Soy consciente de ello, son momentos irrepetibles que atesoro y que me importan en lo humano y personal mucho más que lo que signifiquen o no en mi carrera".

Mario Breuer (ingeniero de sonido): "Siempre tuve un poco esta teorĂ­a, esta metodologĂ­a de nunca hacer más de dos discos con los artistas -en algunos casos no se me hizo fácil como con Andrés Calamaro o Charly GarcĂ­a- pero entre los artistas con los que reincidĂ­ varias veces está Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, supongo que porque me sentĂ­a muy cómodo trabajando con ellos. Era gente que le importaba la excelencia, mejorar, que sus discos suenen cada vez mejor y tengan una novedad, que suene profesional. Fue casi un momento de quiebre cuando les propuse mezclar "Lobo suelto, cordero atado" en Estados Unidos. Yo venĂ­a de trabajar "Hombre rayo", de Man Ray, y habĂ­a conocido un estudio increĂ­ble. Cuando les dije eso, como cada vez que proponĂ­a algo, me dijeron que sĂ­. TenĂ­a buen entendimiento con Skay y con el Indio, que eran los productores artĂ­sticos. Fue una gloria trabajar con ellos, hicimos discos increĂ­bles. Supongo que de los 20 discos que más me gustan en mi carrera, hay dos o tres que son de ellos y solo puedo hablar de lo generoso que han sido en mi carrera. Les estoy extremadamente agradecido por su generosidad, por darme su confianza, por permitirme ser atrevido. Patricio Rey es un artista que llevo muy profundo en mi corazón y son momentos muy altos de mi carrera y de mi vida también, por cierto".

Lito Vitale (músico): "Por intermedio de Pipo Lernoud, Claudio Kleiman y Jorge Pistocchi, Los Redondos cayeron a grabar al estudio que en ese momento estaba asociado al grupo M.I.A, que funcionaba en mi casa familiar. En ese momento yo trabajaba de técnico de grabación, con mis limitaciones y las limitaciones de las máquinas que habĂ­a en el estudio en aquel momento. Cuando necesitaron un teclado para meter en "Superlógico" me ofrecĂ­ a tocarlo y ahĂ­ quedé como naturalmente invitado en varios temas más. Después como pegaron muy buena onda también con mi viejo, y los primeros dos o tres discos salieron por un sello alternativo que comandaban mis viejos, quedamos con una relación muy buena. AsĂ­ construyeron un camino de independencia con la particularidad que no tenĂ­a M.I.A. que es que su música se volvió muy popular, un grupo emblema del rock independiente argentino. Fui invitado hasta el disco "Último bondi a Finisterre" y nunca se habló de dinero. Las colaboraciones eran artĂ­sticas, humanas y de onda, no existĂ­a la contratación profesional. No creo haberles aportado algo sustancial; sĂ­ mi entusiasmo y la felicidad de tocar con ellos, que me llamaran y haberla pasado bien. Haber participado de Los Redondos me enorgullece".

Rodolfo "El Soldado" González (asistente, músico): "Trabajé desde los 15 años hasta los 30 más o menos, hasta el año 97´. Yo los conocĂ­a de escucharlos en la radio y me imaginaba cómo serĂ­an. Trabajar con ellos fue como una especie de revelación, sobre todo por lo que tiene que ver con la movida que habĂ­a en ese tiempo. Revelaciones de la noche, estar con gente grande vinculada con lo que a uno le gustaba que era la música y el rock. Una experiencia muy linda y muy interesante la de verlos desde ese principio hasta su crecimiento, su masividad. MI paso por ahĂ­ fue de crecimiento personal y tengo hermosos recuerdos de ellos por además haberme dado una mano en los inicios de mi carrera musical. El crecimiento que tuve ahĂ­ no fue solo musical, sino también en todo lo que tiene que ver con manejarse independientemente, aunque serlo es una circunstancia y recién con el paso del tiempo es una elección. Ellos fueron independientes y en esa elección tuvieron muchos aciertos y muchos desaciertos. Pasaron por muchas vicisitudes que podrĂ­an haberse ahorrado. Fueron creciendo y entendiendo hasta su última actuación. También aprendĂ­ mucho sobre cómo se genera un show, cómo se trabaja, y lo técnico. Los Redondos fueron un fenómeno social. Desde su separación hasta ahora generaron mucha más gente que lo sigue y en realidad es la gente que no los vio, es tan grande ese fenómeno que genera eso. Como banda tiene un legado muy interesante, no creo que sea la mejor banda pero sĂ­ está entre las mejores. Creo que cumplieron su tiempo y ahora están sus representantes.

Conejo Jolivet (músico): "Mi historia con Los Redondos empieza en el 78´ a través de un luthier al que llevaba mi guitarra. Me contó que le habĂ­a hablado de mĂ­ a unos muchachos de La Plata y me pasó un teléfono. Llamé y arreglamos un encuentro con Skay y Poly en su departamento. Yo estaba acostumbrado en esa época a los reventados del rock y el blues, y estos nada que ver, me atendieron con un mate, muy criollo y sanito todo. Empezamos a ensayar en un sótano en Corrientes y 9 de Julio. Skay se colgaba un pito con el cual me llamaba a retraerme en los solos para que entrara la voz o terminara el tema. El Indio no aparecĂ­a y pregunté quién era el cantante, y me dijeron que era "El Astronauta Italiano". De nuevo, aparece un tipo con una avanzada calvicie y un bigote que parecĂ­a un cepillo, que era lo menos parecido a un cantante de rock; aparte se vestĂ­a como un tipo normal, no como un rockero, pero cantaba bien. Hicimos algunos shows donde se repartĂ­an los buñuelos de ricota, habĂ­a monólogos, estaban las bailarinas que hacĂ­an strip-tease. Yo habĂ­a sumado a mi amigo que era un maestro del blues, que se llamaba El Blusero León Vanella y al baterista Marcelo Pucci, que tocaba conmigo en Pappo´s Blues. En un show en particular, como tocábamos muy fuerte porque venĂ­amos del palo más rockero, Poli nos dijo que tocábamos muy alto y nos dio vuelta los equipos, lo que no nos gustó mucho. Poco después le propuse sumar a Ciro Fogliatta porque querĂ­a que hubiera gente que supiera tocar bien, pero entendió que querĂ­amos cooptar la banda y asĂ­ terminó mi participación en ese lapso. Sin embargo, cada vez que me cruzaba con Skay y Poli nos saludábamos lo más bien. Nos reencontramos en una sala de ensayo en los 90´, en la época de "La mosca y la sopa" y estaba sorprendido de cómo tocaba Skay, las letras del Indio, cómo se habĂ­an desarrollado. Me invitaron a tocar a Huracán. Ensayé con ellos los temas, toqué y me sorprendĂ­ de la gente que habĂ­a. El tema es que me pagaban menos que a un plomo y hubo unas secuencias que hicieron que se deteriorara un poco la relación. En el 98´ Skay me volvió a llamar para ofrecerme sumarme a la banda de manera estable y le dije de los problemas que habĂ­amos tenido con el tema económico. ParecĂ­a que iba a haber un arreglo pero de nuevo empezaron a aparecer problemas por esa cuestión. Tocamos en Racing, luego me fui de vacaciones y cuando volvĂ­ me acusaron de que solo me interesaba la plata, y ahĂ­ se terminó la historia".

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