ASUNCIÓN. En la necrópolis de Paraguay, llamada igual a la de Buenos Aires, Recoleta, pasan cosas y muy aterradoras.
En la ciudad de Asunción, Paraguay, leyendas urbanas hablan de fenómenos paranormales ocurridos dentro del jardĂn de paz guaranĂ, tanto de dĂa como de noche. Tal como sucede en nuestro paĂs, y en muchĂsimos cementerios del mundo, en la capital paraguaya el aire se espesó cuando los rumores dejaron de serlo, y las pruebas contundentes mostraron que allĂ la cosa no es puro cuento o simples leyendas.
EspĂritus y entidades fantasmales, son algunos de los casos más resonantes, al igual que gritos, ruidos, presencias oscuras y el llanto desgarrador de un potencial recién nacido. Se cree que son almas en pena que no pudieron atravesar al otro plano, tras dejar su vida mundana como mortales, y aún no encuentran el pacĂfico descanso correspondiente.
Detalles y pormenores de raros sucesos que sacuden no solo a la comunidad paraguaya, sino al mundo entero y por sobre todo para aquellos expertos e interesados en fenómenos paranormales.
Secuencias
Extraños hechos ocurren hace añares en el cementerio de La Recoleta, ubicado en la mencionada capital guaranĂ, donde trabajadores y visitantes manifestaron ser testigos de situaciones fuera de lo normal, no sólo inexplicables sino también escalofriantes.
Se habla de sombras, espectros, una nena fantasma que aparece y desaparece como por arte de magia, además de presencias, frĂos y ruidos fuera de lo habitual. No es casualidad que quienes van a visitar y recordar a uno o varios de sus seres queridos padecen la experiencia haber vivido un hecho esotérico.
Y lo mismo ocurre con aquellos empleados que recorren diariamente las calles internas, dando cuenta de percibir “pasos a sus espaldas; gente murmurando, como hablando entre ellos”, explican, y hay hasta quienes aseguran que gritan nombres, como “buscando a alguien”. Y curiosamente, son decenas de personas quienes coinciden en estos testimonios, siendo muchas veces que entre estas nunca hubo diálogo alguno.
Más historias
En diferentes medios locales, un ex trabajador de la necrópolis, Alberto Cardozo, reveló que se desempaña como guardia de seguridad desde hace 20 años, y siempre le tocó “cubrir turnos en diferentes cementerios”. Y por supuesto, la Recoleta fue uno de ellos. Según indicó, “allĂ hay una planta de mango debajo del cual generalmente nos sentábamos los guardias. Hasta ahora parece que es asĂ. A eso de las doce y media de la madrugada me empezaban a tirar piedras. Al principio pensaba que era alguien que querĂa molestar, pero después me iba a buscarle y no encontraba nada, era siempre a la misma hora”.
Además, indicó que la peor experiencia fue cuando se dirigĂa al baño y vio como la cadena del inodoro funcionaba por sĂ sola, una y otra vez.
“Muchos compañeros veĂan a una mujer de blanco que incluso de repente desaparecĂa, muchas cosas pasan en ese cementerio porque todo tipo de personas están enterradas ahĂ. Más aún porque hay como 14 portones que el guardia que se queda de turno tiene que cerrar”, concluyó.
En paralelo, otros guardias coinciden en que pareciera “como que los fantasmas hablan entre sĂ”, mientras, otras almas parecen girar sin descanso por la vieja necrópolis paraguaya, donde la florista Gladys Mir, quien desde hace años tiene un puesto en una de las puertas, reveló que “una vez, cuando era niña, jugaba con mi hermano en un árbol de moras, ubicado en el lĂmite del cementerio, cuando aparecieron dos monjas vestidas de blanco y estas pidieron que no hiciéramos ruido porque querĂan descansar”, pero ambos como travesura les arrojaron algunas moras, pero a pesar de impactarles, no ensuciaron sus hábitos.
“Eso nos asustó mucho y nos fuimos corriendo”, contó la mujer y recordó que apenas segundos después de emprender la huida, “cuando miramos para atrás, ya ambas monjas se habĂan esfumado.
Luego, con el tiempo, y ya grandes, “nos enteramos de que allĂ cerca habĂa un panteón donde estaban enterradas algunas monjas, y creemos que algunas de estas podrĂan ser aquellas que se nos aparecieron. Lo tengo marcado patente, fue una experiencia increĂble que hasta hoy me acuerdo bien” subrayó Gladys.
Por último, Francisco Solano López (figura destacada de la historia de Paraguay) y su esposa, Elisa Lynch fallecieron en ParĂs, Francia, en julio de 1886 y poco tiempo después, sus restos fueron repatriados y sepultados en La Recoleta.
No tardó mucho en oĂrse la primera versión de la aparición de ambos, que asĂ se cree debido a las estremecedoras coincidencias en caracterĂsticas fĂsicas descriptas por decenas de descripciones de cómo eran el prócer y su esposa en sus años de esplendor.
TEMOR ABSOLUTO: LA NIÑA DE BLANCO
Muchas son las personas que visitaron esta necrópolis y aseguraron haber visto paseando entre las lápidas de las tumbas, la imagen de una presunta nena vestida toda de blanco que luego desaparece de la nada. “Yo fui testigo de eso. Hace mucho que está con nosotros”, manifestó Ramón Porfirio Ortiz a la prensa local, quien trabaja como limpiador en el cementerio para luego agregar: “Hace muchĂsimos años que estoy trabajando aquĂ y en otros cementerios, pero en este lugar siempre se habló de la niña que aparece entre los pasillos y luego desaparece. Incluso hay personas que le llaman por su nombre”.
Al parecer, según cuenta la historia, la menor que allĂ aparece se trata de una nena que murió en un accidente automovilĂstico hace ya muchos años.
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