Fue una relación alejada de los flashes, las revistas y los chimentos. Pese a la pasión, las adicciones de El Negro minaron un afecto profundo: el actor fue compañero y, luego, padre, amigo y amante
Las fotos de la década del 80 la muestran espléndida, con un cuerpo armónico y sin cirugĂas, y un cabello que es el sueño de cualquier anuncio de productos capilares. Esa mujer de belleza inobjetable, que formaba parte de las Chicas Olmedo, sabĂa resguardar bajo siete llaves su intimidad. AsĂ como posaba sin problemas con mirada pĂcara -sabĂa que el público de ese tiempo era lo que esperaba de ella-, también sabĂa cómo preservar su privacidad. Porque una cosa era desnudar el cuerpo, y otra muy distinta desnudar su alma. Quizá por eso tuvo que pasar mucho tiempo y mucha aceptación para que Silvia Pérez se animara a contar su historia de amor con Alberto Olmedo.
Silvia llegó al espectáculo casi que por casualidad. HabĂa cumplido 17 años y veraneaba en la Costa. Un fotógrafo quedó impactado por su belleza y la de una de sus hermanas, y le pidió permiso a la madre para sacarles unas fotos. Era 1974 y Silvia fue elegida Miss Siete DĂas, y al tiempo, Miss Argentina. De ahĂ en más empezó a trabajar como modelo, protagonizando distintas portadas de revistas. A la par estudiaba Traductorado de Inglés y Arquitectura.
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En el año 1974 Silvia Pérez ganó el concurso Miss Siete DĂas
Participaba de un desfile cuando el guionista Jorge Basurto se le acercó y le dijo que necesitaba una joven para su programa Frac, humor para la noche; la llamaban como comediante, pero ella sabĂa que debĂa exhibir su cuerpo.
âAceptaba porque necesitaba el dineroâ, explicó. Luego siguió en Los hijos de López y Los hermanos Cuarterolo.
Frac se grababa en Canal 13, y apenas entró al estudio Silvia supo que querĂa ser actriz. Lo que no sabĂa es que su gran maestro serĂa Alberto Olmedo, quien la convocarĂa para No toca botón.
"Muchas veces me preguntan cómo era hacer fotos para Playboy y siempre digo que era un trabajo y realmente estaba dado de esa manera en mi vida. No me planteaba nada, era parte del trabajo de exposición que tenĂa que ver con el cuerpo, que estaba en primer plano en ese momento", afirmó Silvia Pérez
âDe él aprendĂ el oficio. Era genial compartir un escenario: me hacĂa sentir artista. Aunque solo fueron tres años, esa época signó mi vida artĂsticaâ, contaba Pérez en una entrevista. Lo que hacĂa con Olmedo parecĂa fácil pero era complejo: improvisaban todo el tiempo, sin ensayar, y respondiendo a códigos que salĂan por conocer a las personas. El Negro trabajaba con cada actor según lo que cada uno pudiera dar, y el público se daba cuenta.
Con Olmedo, Silvia vivió una época de gran exposición y popularidad inmanejable. Filmó diez pelĂculas, los programas de televisión rompĂan el rating y agotaban todas las entradas en temporadas irrepetibles en los teatros marplatenses. Era tanta la popularidad que las llamadas Chicas Olmedo solo lograban salir del teatro escoltadas por un patrullero y rodeadas por 20 guardaespaldas. Con su clásico flequillo y su 1.69 de altura, la rubia se habĂa convertido en un sex symbol.
Y en medio de ese torbellino nació una relación con Olmedo que superó lo laboral. No era la primera vez que se enamoraba de un compañero de trabajo. TenĂa solo 20 años cuando en Frac conoció a Santiago Bal, que ya habĂa cumplido 40. De ese amor nació Julieta, pero la pareja a los dos meses rompió, y Silvia se quedó sola con su hija.
Apenas comenzó a trabajar con Olmedo la relación fluyó. Se sabe que el rosarino era un hombre tĂmido fuera de cámaras y un verdadero caballero con las mujeres con las que trabajaba.
âEs cierto que en esa época sobre los escenarios nos colocaban a las mujeres en espacios en los que hoy luchamos por no estar, pero eso se tomaba con naturalidad porque la historia exhibĂa ese contexto social. Sin embargo, y pese a todo, el Negro era un verdadero caballero, muy respetuoso de la mujer y el más cuidadoso. Personalmente, puedo decirte que me cuidó muchĂsimo a mĂ y a sus compañeras. Era un tipo que nos cuidaba como mujeres, personas y artistas. De eso tengo hechos muy concretos, pero a tanto tiempo transcurrido, creo que es muy lindo que se pueda destacar esa faceta del Negroâ, recordó Pérez.
Silvia Pérez fue parte de las llamadas "Chicas Olmedo" junto a Susana Romero, Beatriz Salomón y Adriana Brodsky
A Silvia, Olmedo la alentaba en su faceta de actriz, le aseguraba que era mucho más que un cuerpo bonito. Incluso una vez le dijo que si ella no iba a la temporada en Mar del Plata, él era capaz de no hacer la obra. El hombre que primero fue un buen compañero de trabajo, luego ocupó el rol de padre, el de amigo y finalmente, el de amante.
En el 2011 en el programa Tiene la palabra, Silvia admitió que fue una relación de
âun fuego y una intensidad terribleâ. Reconoció que ella estaba
âenamorada muy enamorada de Olmedoâ, y que él se comportaba como un padre para su hija.
En ese tiempo, y al conocer sus declaraciones, Nancy Herrera, quien fuera la pareja oficial de Olmedo, salió con los tapones de punta.
âCon los muertos no se jode. Me da asco lo que dijo. Que siga diciendo lo que se le cante. La historia se sabe. Que estuvo un par de dĂas, seguro. Yo le pregunté al Negro y me dijo que habĂa sido un âtoco y me voyâ. Yo estuve casada con Alberto ocho años y me dio el mejor regalo de mi vida, que es mi hijoâ, aseguraba Herrera por entonces, en declaraciones para el diario Crónica.
Silvia Pérez con Jorge Porcel y Alberto Olmedo, en una escena de la pelĂcula Atracción peculiar, estrenada pocos dĂas antes de la muerte del rosarino
Silvia Pérez y Alberto Olmedo eran las personas más conocidas de su tiempo, pero supieron guardar su relación. Eran personajes públicos, pero su amor era privado. Aunque el amor y la admiración que ella sentĂa por él eran profundos, la pareja no prosperó.
âEl Negro no podĂa amar. Él era amado por todo el mundo, pero eso no te hace feliz. Lo que hace feliz es sentir que estás amando. No digo que él no lo sintiera, pero le era muy difĂcilâ.
No fue lo único que se interpuso en esa historia. Pese a la fama, el éxito, el dinero, Olmedo vivĂa una etapa muy oscura de adicciones.
âYo tenĂa 32 años. Y me sentĂa como salvadora, tenĂa una cierta omnipotencia de decir: âYo te voy a ayudarââ, señaló Silvia con Luis Novaresio en Debo Decir (América).
Y agregó:
âA mĂ se me agudizó toda la parte de deporte, de vegetarianismo, de comida sana y de todo eso porque, de alguna manera, a él le llamaba tanto la atención que existiera una persona como yo en relación a todo esto. ÂĄLe parecĂa imposible! Y una vez, durante una semana o quizá un poquito más, él dejó de consumir absolutamente todo. Y se apagó totalmente, porque era algo que no podĂa manejar. Él decĂa: âYo sé hasta dónde puedo, lo dejo cuando quieroâ. Y no. Pero yo era muy chica y fomentaba eso: âVamos a la playa, vamos a nadar...â. Después, la mayor parte del tiempo era verlo hacer eso, sentir esa impotencia, y tratar de rescatar algo que yo no conocĂa en ese momentoâ.
Silvia decidió terminar su relación con Olmedo. Se vieron en la función en el teatro, pero después ella decidió no ir a cenar con él y todo el grupo. DolĂa demasiado el adiós. Al dĂa siguiente, el 5 de marzo de 1988, el paĂs se despertó con la horrorosa e inesperada noticia de la muerte de Alberto Olmedo, cayó al vacĂo desde el balcón del departamento en el que se alojaba en Mar del Plata, ubicado en el piso 11 del edificio Maral 39.
Alberto Olmedo cayó al vacĂo desde el balcón de su departamento ubicado en el piso 11 del edificio Maral 39 (Foto: Christian Heit)
El fallecimiento del capocómico partió para siempre la vida de Silvia.
âLa desaparición de él, más allá de la relación que yo tuve, significó bajarme de un tren que venĂa a la velocidad de un tren bala, donde trabájabamos, nos divertĂamos, ganábamos plata. ÂĄEra todo! Quizás mucha gente piensa que eso da felicidad y hace bien. El hecho de la desaparición del Negro tiene que ver con las preguntas de cómo queremos vivir, qué es lo que nos hace bien, qué pasa con el desamor. Él tenĂa todas esas preguntas y no lo compartĂa, quizás con sus amigos de RosarioâŠâ, dijo la actriz en la mesa de PH, Podemos Hablar.
Tuvieron que pasar varios años para que Silvia Pérez se animara a hablar de la historia vivida con Alberto y explicar por qué fue el hombre más relevante de su vida.
âOlmedo fue uno de esos seres elegidos; lo admiraba como persona y como capocómico. Él marcó en mi vida gran parte de lo que soy actoralmente. Fue mi compañero en la vida personal. A su lado aprendĂ que la humildad es el condimento vital de la vida. Y además, era un caballeroâ.
Según explicó Silvia Pérez, a su entender, todo lo que le ocurrĂa al Negro Olmedo tenĂa su origen en âla falta de amorâ que tenĂa