Esposas, concubinas y amantes: Isaac Singer, el inventor de la máquina de coser que escandalizó con sus infidelidades

Al hombre lo desveló experimentar nuevos métodos, a partir de su inventiva e inteligencia, para hacer los trabajos más llevaderos. Con su máquina de coser revolucionó la economĂ­a familiar y se hizo millonario. Pero su vida personal horrorizó a la sociedad norteamericana: fue acusado de bĂ­gamo e infiel.

HabĂ­a nacido en Nueva York el 26 de octubre de 1811. Por un tema de adaptación, sus padres inmigrantes acortaron el apellido original Reisinger a Singer.

Las infidelidades de su padre provocaron la separación del matrimonio. El joven Issac se mudó entonces con su hermano mayor y se ganó la vida en distintos empleos. En muchos de ellos, ideaba métodos para hacerlos más llevaderos. AsĂ­ fue como en 1839 inventó una máquina para perforar la roca.

Bastante éxito tuvo si tenemos en cuenta que vendió la patente en 2 mil dólares, que era mucho más que el dinero que habĂ­a ganado hasta entonces, entre talleres mecánicos y papeles menores en obras teatrales. Porque su otra vocación era la de actor.

Lejos de ahorrar lo ganado por su invento, lo invirtió en el armado de una compañĂ­a teatral, los Merritt Players. Presentándose como Isaac Merritt, recorrió los Estados Unidos durante cinco años.

Para entonces, a los 19 años se habĂ­a casado con Catherine Mary Haley, de 15. TenĂ­an un hijo, William, y los tres vivĂ­an en Nueva York. Pero en un viaje que realizó a Baltimore, conoció a Mary Anne Sponsler, a quien le propuso matrimonio.

Cuando la pareja viajó a Nueva York, Mary comprobó que Isaac ya estaba casado. Pero, lejos de dejarlo, volvió con él a Baltimore. En el medio, su esposa dio a luz a su segunda hija, Lilian.

Mary Anne se integrarĂ­a a la compañĂ­a teatral de su pareja, presentándose como la “señora Merritt”.

Nace la Singer

Si bien la suerte volverĂ­a a sonreirle cuando en 1849 patentó una máquina para tallar madera y metal, su vida darĂ­a un giro determinante en 1850.

Estando en Boston, el fabricante de máquinas de coser Orson Phelps le pidió que revisara un modelo que tenĂ­a dificultades para usarse. Estas máquinas derivaban de un invento de ElĂ­as Howe, que la habĂ­a patentado en 1846.



Demoró 11 dĂ­as en perfeccionarla, introduciéndole modificaciones que serĂ­an fundamentales: dispuso aplicar un movimiento de arriba hacia debajo de la aguja, cambió un complejo sistema de manivelas por un pedal, le agregó una pieza que permitĂ­a el deslizamiento de la tela a medida que se iba cosiendo y un prensa tela, con el cual se podĂ­a coser en cualquier dirección. Las modificaciones le habĂ­an insumido 40 dólares.

El 12 de agosto de 1851, junto a su socio Edward Clark, comenzó a comercializar esta nueva máquina, a la que Singer se referĂ­a como “el motor de coser”. El modelo llevarĂ­a el nombre de “Jenny Lind”, que era una soprano sueca, que por 1850 habĂ­a dado una serie de conciertos en Estados Unidos, contratada por el empresario teatral P.T. Barnum.

El que puso el grito en el cielo fue ElĂ­as Howe quien, deseoso de un arreglo ya que estaba escaso de fondos, le dijo que si le pagaba 2 mil dólares no harĂ­a ningún tipo de reclamo. El rechazo de Singer fue rotundo.

Mientras Howe llevaba el caso a juicio, en el que ahora reclamaba 25.000 dólares, Isaac fundó la Singer Sewing Machine Company. Se volvió un hombre muy rico. Singer terminarĂ­a perdiendo el juicio, pero el fallo no le impidió continuar con la fabricación del aparato.

Boom comercial

Una vez que perfeccionó el modelo que él mismo habĂ­a mejorado, comenzó a venderlo por 100 dólares. Al modelo, que daba 900 puntadas por minuto -aventajando a la más hábil costurera- le introdujo piezas intercambiables, lo que resultaba sencilla la reparación.

La máquina fue un verdadero boom comercial que obtuvo premios en distintas ferias de los Estados Unidos y en Europa. Además, Singer llevó adelante una campaña publicitaria que incluyó la contratación de costureras que hacĂ­an demostraciones públicas y la edición de una publicación, The Singer Gazette, con las novedades de la empresa y trucos y secretos para los usuarios.



Para 1860, la Singer -que se transformarĂ­a en la primera empresa multinacional de Estados Unidos- fabricaba 60.000 máquinas al año, y exportaba un cuarto de ellas.

La compañĂ­a aplicó diversos métodos de comercialización, como el alquiler con opción de compra y la venta a domicilio. Para comienzos del siglo 20, la empresa contaba con 40 modelos distintos y habĂ­a revolucionado la economĂ­a familiar.

Infiel y bĂ­gamo

En pleno apogeo comercial, sus continuos amorĂ­os le complicarĂ­an la vida. Cuando Mary Anne Sponsler lo sorprendió en la calle junto a otra señorita, lo acusó ante la justicia de bĂ­gamo.

Entre su esposa, concubinas y novias circunstanciales, sumaba 24 hijos. La conmoción que causó en la sociedad de Nueva York fue tal, que algunos bancos le negaron créditos a su empresa.



El panorama lo alentó a cambiar de aire y viajó a Europa. En Francia conoció a Isabella Boyer, cuando él tenĂ­a 52 y ella 22. Juntos, se fueron a vivir a Gran Bretaña. Cuando estaba construyendo una mansión, con teatro incluido en Dover, lo sorprendió la muerte el 23 de julio de 1875. TenĂ­a 66 años.

Se dijo que el rostro de la Estatua de la Libertad -un regalo de Francia a Estados Unidos para celebrar el centenario de la declaración de la independencia- estarĂ­a inspirado en el de Isabella, quien habrĂ­a estado relacionada con el escultor Frédéric Auguste Bartholdi, el autor del monumento.

PodrĂ­a decirse que Singer, haciendo honor a su condición de Don Juan -como se decĂ­a en ese entonces- hasta habĂ­a logrado conquistar al monumento más emblemático de los Estados Unidos.


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